En 1930 cualquiera que tuviera unos mínimos conocimientos de electricidad sabía que el movimiento de un metal en un campo magnético provoca una perturbación que puede producir corriente eléctrica en un bobinado (los generadores eléctricos, los fonógrafo y las camionetas ya usaban este principio). La dificultad radicaba en construir una pastilla de guitarra que fuera capaz de convertir la vibración de la cuerda en una corriente eléctrica.
Después de largos meses de ensayo, el guitarrista hawaiano George Beauchamp, junto con Adolph Rickenbacker, formaron la Electro String Company (a principios de la década de los 30), y juntos desarrollaron una pastilla capaz de hacerlo: con unos imanes, unas cuerdas que pasaban sobre ellos, y con una bobina que tenía seis piezas polares que concentraban el campo magnético debajo de cada cuerda.
Cuando esta pastilla empezó a funcionar, Beauchamp reclutó a Harry Watson, un experto fabricante de guitarras, y este la implementó en una de sus guitarras.
Pero este proceso no resultó nada fácil, pues el año 1931 fue el peor año de la Gran Depresión y nadie tenía dinero para gastarse en novedosas guitarras. Además, solo los músicos más visionarios fueron capaces de ver su enorme potencial.
En la Electro String empezaron a desarrollar y a vender amplificadores, pues sin un amplificador su nueva guitarra no era capaz de funcionar. (El primer modelo que produjeron fue diseñado y construido por Van Nest, en Los Ángeles). Y poco después, Beauchamp y Rickenbacker contrataron al ingeniero Ralph Robertson para que trabajara en su línea de amplificadores, que en 1941 ya incluía al menos cuatro modelos.
Los primeros amplificadores Rickenbacker tenían una potencia de 10 vatios (bastante baja) y usaban una tecnología de tubos de vacío y pequeños altavoces, aunque con el auge de la guitarra eléctrica fueron aumentando poco a poco la potencia, hasta que en el año 1949 produjeron su primer amplificador modelo Super Amp.
Con la aparición de las guitarras Telecaster y Stratocaster de Fender, y con la introducción de la Gibson Les Paul en 1952, la demanda de amplificadores subió como la espuma y la potencia de los amplificadores se elevó hasta unos razonables 50 vatios, con altavoces de doce pulgadas, que seguían siendo lo habitual. (Si te interesa la historia de la guitarra puedes consultarla nuestro artículo sobre la historia de la guitarra eléctrica).
Más tarde, a final de la década de los 50, la compañía británica Vox produjo su primer amplificador AC30, un amplificador particularmente popular entre los músicos de blues y de rock, ya que producía un tono cálido, que muchos músicos (como Jimi Hendrix o Jeff Beck) descubrieron que podían sobrecargar para crear un efecto difuso y distorsionado, que llegó a definir el sonido de la guitarra de principios de los 60.
La división de los componentes de los amplificadores se produjo durante esa época (la era dorada del rock), cuando los amplificadores se dividieron en partes, y de esta manera se pudieron obtener amplificadores más potentes y altavoces mucho más grandes, que combinados eran capaces de producir mucho más volumen.
A medida que avanzaban los 60, y a medida que las bandas de rock empezaron a tocar en lugares cada vez más y más grandes, la potencia se convirtió en un requisito indispensable, y fue entonces cuando el ingeniero británico Jim Marshall produjo su primer amplificador de 100 vatios, conectado a cuatro altavoces de doce pulgadas.
Muy pronto Marshall se convirtió en uno de los principales proveedores de amplificadores para los conciertos, y en la década de los 70 la tecnología de válvulas fue finalmente reemplazada por transistores, mucho más baratos y predecibles, aunque los músicos se quejaron de la frialdad de su sonido (en comparación con la calidez de los amplificadores de válvulas).
El sonido quebradizo de los transistores fue rápidamente compensado con un rango de frecuencias mucho más amplio y con la capacidad de producir sonidos más nítidos (sin distorsionar) a volúmenes más altos, aunque en la década de los 80 los fabricantes de amplificadores volvieron a crear amplificadores con válvulas, a menudo creando modelos híbridos que presentaban preamplificadores de válvulas y amplificadores de potencia de estado sólido, obteniendo lo mejor de ambos mundos.
Actualmente, en el mercado hay una enorme variedad de amplificadores, con rangos de precios muy variados y con tecnologías muy diversas, aunque todas basadas en las invenciones iniciales de George Beauchamp y Rickenbacker.
Para saber más sobre la historia de la guitarra eléctrica no olvides leer el artículo, ni el relacionado con la historia de la guitarra clásica, o el apartado sobre la amplificación de guitarra.